"Hay gente que piensa que el fútbol es una cuestión de vida o muerte. No me gusta esa postura, es mucho más que eso."

Bill Shankly

miércoles, 14 de marzo de 2012

Buscando la estrella


“hice todo lo que pude” sea quizá una frase que casi nunca llegue a ser del todo real…Sabemos con certeza lo que podemos llegar a dar en un juego, terreno o situación determinada? .Seguramente no, y la  causa principal reside en el grado de confianza. Invertimos en nuestros objetivos la calidad y cantidad de trabajo que creemos conveniente para lograrlos; pero puede que en el camino que empezamos trazando nos encontremos con nubes grises que nos llevan a perder la fe en nuestras posibilidades, abandonando la constancia en el trabajo y finalmente dando por perdido el objetivo.

Por el contrario, una estrella en nuestro camino en forma de resultado nos puede dar un impulso mágico de confianza que dependiendo de cómo la gestionemos nos hará capaces de superar cualquier desafío. Es aquí donde abriré el debate de este artículo: cuánta es la influencia del trabajo, del talento y de la suerte entre estos dos destinos opuestos en el deporte?.

Existen tropiezos e impulsos con un mayor o menor grado de influencia positiva o negativa en la carrera de un deportista. El tenista español Fernando Verdasco, al que siempre he valorado como un talento salvaje, es un caso especial dentro de este artículo. Tras su decisiva participación en la Copa Davis 2009 ganada por España en terreno argentino, comenzó a creer en su tenis como nunca antes lo había hecho, y aquel impulso de la ensaladera le llevaría meses más tarde a pisar la cima cuando en el Abierto de Australia derrotaba a Andy Murray, por entonces máximo favorito del torneo, y alcanzaba unas brillantes semifinales donde perdió de forma épica contra Nadal. Fue sólo aquella Davis la causa de su explosión? No, lo que propició su victoria frente a Acasuso fue la prueba para Verdasco de que realmente su tenis le podía llevar a grandes conquistas; así que a raíz de esa gran alegría consiguió la motivación que  le faltaba para trabajar más duro, ganando en fuerza física, resistencia y como consecuencia de todo ello, consiguió elevar  sustancialmente su acierto en la pista.

Cinco años atrás en un green…el golfista español Sergio García tuvo un putt decisivo para coronarse en el British Open, y, tras dos semanas dominando el torneo, dos metros le separaban de su primer Grande. Tocó la bola y ésta bordeó todo el hoyo para finalmente salir escupida hacia fuera. Hoy Sergio García sigue sin tener un major, y nunca ha vuelto a estar tan cerca de conseguirlo como en aquel momento. Tuvo mala suerte? quizá sea uno de los desenlaces más idóneos a los que atribuir esta causa; pero y si detrás de aquel putt faltaron horas de entrenamiento? y si hubo una parte de su cuerpo que estaba técnicamente mal posicionada para el golpeo aunque fuera por un milímetro? Puede que la culpa a la mala suerte tenga detrás siempre una justificación…él no consiguió su estrella, perdió la confianza y seguramente la motivación en mantener la línea de trabajo que le llevó al decisivo putt.


Verdasco obtuvo la suya, pero hoy en cambio es de nuevo ese salvaje talento convertido en veleta. Gestionó fantásticamente su impulso, pero ha perdido la confianza ganada; por qué? falta de trabajo, talento, suerte?...

Algunos nacen con ella como Federer quien tras ganar a Sampras en aquel partido de leyenda supo que el tenis le tenía preparado toda una constelación. Djokovic, otro talento sobrenatural vivió un apagón tras ganar su primer Grande en 2008, y hoy su estrella brilla más que ninguna en el circuito tenístico: 4 Grandes y 5 máster en el último año (natural)…pero me pregunto qué pasará el día que Djokovic rompa su racha de 7 finales consecutivas ganadas frente a Nadal; se apagará de nuevo su estrella?...no lo hará si el serbio no se toma esa derrota como un punto de inflexión negativo, y mantiene la línea de trabajo que le ha llevado a estar donde está.

Unos nacen con ella, otros la encuentran por el camino, y la inmensa mayoría jamás la verán pasar de cerca, pero todos tenemos algo en común, todos buscamos nuestra estrella…


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